La Unión Ciclista Internacional (UCI) y el gobierno de francés, anunciaron que en la edición del Tour de Francia 2016, que se disputa desde este sábado de 2 de julio hasta el 24 del mismo mes, se usarán cámaras térmicas con el fin de combatir el dopaje técnológico y mecánico en el ciclismo.
La implementación de las cámaras térmicas en la prueba cumbre del ciclismo de ruta mundial, fue una propuesta del gobierno galo. “Es muy importante que podamos detectar las trampas”, indicó por su parte el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Brian Cookson, quien ha visto con preocupación cómo el dopaje se ha transformado, pues ya no es posible detectarlo en la orina o sangre del ciclista y ha evolucionado a las máquinas.
Los exhaustivos exámenes con escáneres serán utilizados para ‘pillar’ cualquier fraude como motores y baterías camufladas en los sillines o caramañolas de las bicicletas.
Habrá todo un equipo formado para manejar estos escáneres, que probablemente se coloquen a la salida y venida de las etapas, pero que también es probable llevar instaladas en la parte trasera de las motos de la organización, o en puntos preciso del recorrido. La idea es que se pueda detectar su funcionamiento en instantes complicados del recorrido, cuando tiene sentido utilizar el motor.
Un sistema de resonancia magnética y una pantalla permiten visualizar si hay más calor de la cuenta en alguna zona del cuadro de la bicicleta, inclusive en las ruedas. Una cam de este tipo es avispado de formar imágenes luminosas que nosotros podemos ver, las crea a partir de las emisiones de infrarrojos medios del espectro electromagnético de los cuerpos detectados. Se suelen representar con una escala de temperaturas que se identifican con colores.
Obviamente también habrá controles “manuales” a fin de recorrido, pudiendo desmontar una bicicleta si fuera necesario. La UCI desde enero de este año ha realizado miles de pruebas en varias disciplinas, categorías y géneros: unas 500 fueron tomadas en el Tour de Suiza, más de 2.000 en el Giro de Italia.
Es de recordar que las alarmas sobre el dopaje tecnológico se prendieron con el descubrimiento que hizo la UCI en el Mundial de Ciclocross este año. En dicha competencia se encontró un motor instalado en la bicicleta de la corredora belga Femke van den Driessche, durante la final de la categoría Sub-23, en Zolder (Bélgica), en enero de este año. Con ello, la Unión Ciclista Internacional aceptó oficialmente el primer incidente de dopaje tecnológico o mecánico, con lo que el tema dejó de ser un simple chisme de pasillo entre mecánicos y conocedores del tema para convertirse en un nuevo dolor de cabeza para el ciclismo mundial.
Así que el pelotón de competidores del Tour de Francia 2016 estará bajo vigilancia. La organización dispone de los recursos necesarios y personal para hacer de 3.000 a 4.000 “intervenciones” o pruebas de control.