En la ciudad de PyeongChang en Corea del Sur se realizarán del 9 al 25 de febrero los Juegos Olímpicos de Invierno. La presencia de países de Latinoamérica con sus deportistas llama la atención teniendo en cuenta que no hay una gran sintonía como con las justas de verano.
Compartimos con nuestros seguidores y lectores el artículo del diario El País de España sobre «el inesperado escuadrón mexicano que competir en los Juegos Olímpicos de Invierno», y en el cual conocemos a los atletas que por México estarán en competencia en PyeongChang.
«El inesperado escuadrón mexicano que competirá en los Juegos Olímpicos de Invierno».
Cuatro atletas representarán a México, un país en el que escasea la nieve y los éxitos son nulos
Desde México ven con cierto estupor los Juegos Olímpicos de Invierno pero no existe esa conexión como en los de Verano: falta uno de los suyos, alguno que encarne alguna gesta heroica, o alguna medalla. Tampoco hay poblados donde la nieve sea perpetua.
Rodolfo Dickson (Puerto Vallarta, Jalisco, 1997) buscará evadir los obstáculos en la nieve en la prueba de slalom gigante. Cuando tenía nueve meses de haber nacido fue llevado a un orfanato. A los tres años fue adoptado por una pareja canadiense que tenía una propiedad en la zona. El chico de ahora 20 años empezó a esquiar en Mont-Tremblant, una ciudad de Quebec (Canadá). Pasó de las playas a un lugar donde el sol no calienta. De ahí se enganchó en sus sueños por bajar a toda velocidad por una colina. Entrenó en Canadá y compitió en Europa todo costeado por su cuenta.
Roberto Franco (Sacramento, California, 1993) tuvo frente a sí una dura decisión para competir a nivel internacional en el esquí. Tenía que elegir entre representar a Estados Unidos, la nacionalidad de su madre, o la de su padre. Él le decía a Franco que era su oportunidad para colocar a México en el mapa de los deportes de invierno. Franco empezó a entrenar desde los siete años. Las montañas de Sacramento le sirvieron para ganar agilidad en las pendientes. Antes de viajar a Corea del Sur, el esquiador entrenó cinco semanas en la Ciudad de México. Su disciplina consiste en realizar piruetas por los aires con los esquís y llevar al máximo su elasticidad.
Germán Madrazo (Querétaro, 1974) desde niño soñó con ser un gran nadador. Compitió en torneos nacionales organizados en las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano. Su gusto se intensificó en los triatlones. Y luego, en Sochi 2014, se preguntó por la ausencia de mexicanos en el esquí de fondo. Se puso como meta clasificarse a Pyeongchang. Para ello debió vender las bicicletas de competencia, pedir préstamos para competir en Europa. Fue en Islandia donde aprendió a desplazarse por las nevadas. Con 43 años quiere dejar precedente para el deporte de su país con solo un par de esquís como material. Madrazo fue reconocido por el Comité Olímpico Mexicano como el abanderado.
Quizá el mexicano que ha resonado en la historia de los Juegos de Invierno es Hubertus von Hohenlohe, el príncipe de la familia real de Württemberg en Alemania. Fincó su trayectoria al competir con uniformes que se asemejaban al vestuario de mariachis. El esquiador nació en Ciudad de México y participó en seis ciclos olímpicos (1984, 1988, 1992, 1994, 2010 y 2014). Von Honenlohe, a la par, llevaba una carrera como cantante, presentador de televisión y fotógrafo. Se ha convertido en el pionero del deporte en su país y ahora será el mentor de la generación que participará en PyeongChang.